La empatía es más que ponerse en el lugar del otro; es la capacidad de entender lo que el otro piensa y siente, cualidad fundamental para la vida de relación. Ante situaciones como la que estamos atravesando, necesitamos salir del individualismo, abandonar la tendencia a priorizar nuestros intereses por sobre los de los demás. Aunque por momentos el miedo y la proximidad al peligro nos tomen, no dejemos de ser receptivos. Focalicemos la atención sobre nuestras emociones; reconocerlas, aceptarlas e intentar tramitarlas y regularlas utilizando nuestras capacidades cognitivas superiores. Si en lugar de reaccionar utilizamos nuestra capacidad de reflexión, podremos llegar a respuestas más adaptativas, una síntesis de pensamiento +acción. En definitiva de esta forma posibilitamos una respuesta elaborada entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que queremos. Entendiendo que somos seres sociales por naturaleza, y que gracias a esa interacción vincular aprendemos, crecemos y nos desarrollamos; logrando así desplegar nuestra mejor versión.